miércoles, 4 de enero de 2012

Pretend me.

Y un día te das cuenta de lo que cuesta seguir fingiendo.
Fingiendo que creo en mi, en mis posibilidades. Que creo que seré alguien y cumpliré mis sueños.
De verdad creía que lo iba a ser, sabía que todo el mundo lo quería, pero engañaba diciendo que yo tenía más ganas. No lo deseaba por dinero o por fama, solo para escupir al mundo y que el mundo coja mi saliva llena de reproche y la meta en un maldito museo. 
Para dormir más tranquila por las noches, sabiendo que no perdí el dia.
Creía eso, mientras sé que acabaré como todos, arrepiniendome de no haber luchado contra el miedo por miedo. Y un día me miro a los ojos y no sé que hay en ellos, que esconden, de quien son...
Son mios, o de ella, o...Talvez también me he estado engañando a mí misma.
No es la vida la que se porta mal conmigo, sino yo que me torturo una y otra vez.
Como la miserable que he sido, soy y seré. Pero no puedo pedirme que deje de odiarme.
Quiero huir, huir de mi misma y de este monstruo sin que nadie me vea, porque tendría que volver a fingir. Tendría que volver a hacer daño a los que más amo. Una décima de mi amor supera todo el que ellos podrian profesarme en toda su vida. Por cada pensamiento que me dedican, yo pienso en ellos mil veces.
Aún así lo mejor sería dejarse llevar.

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