martes, 24 de enero de 2012

Drink for me, baby.

Bebe por mí, bebe por mi infierno.
Me llamarás de madrugada con voz procupada y ocuparé una esquina fría, sólo con una camisa vaquera empapada. Pero esperaré.
Me darás la mano lentamente, deslizarás la espalda por las baldosas hasta caer y sentarte a mi lado. Me pasarás el brazo por los hombros cuando no necesite. Pero lo esperaré.
Escucharé tus penas y alegrías, aconsejandote forzada y débilmente lo mejor que pueda, esperando que el silencio sea suficiente. Y esperaré.
 Lo más probable es que seas tú quien me consuele un jueves cualquiera, siempre sin entender nada, pero con una sonrisa. Cuando me enerve en la bañera, rodeada de revistas en las que se muestra lo que nunca seré y lo que nunca tuve. Pero aún esperaré.
Preguntarás mil veces más hasta que un día te sientes en un bar y brindes por mí, por lo que fui.
Ese momento será cuando entiendas el porque. Y te arrepentirás de pensar por primera vez en mí demasiado tarde.
Me conocerás, conocerás mi infierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario