jueves, 23 de mayo de 2013

Nightingale.

"Un músculo cede, y la chica que baila ballet no volverá a levantarse nunca. La columna vertebral sobre las tablas del viejo escenario y el cuerpo abatido aplastando un tutú planchado."

"Tiré todos tus abrigos encima de la cama, y me refugié entre ellos, respirando tu olor porque sabía que iba a desaparecer del mundo. Era lo último que quedaba de tí, y yo lo robaba en cada bocanada."

"¡Ven a darte una vuelta por el lado salvaje!

"El día en que moriste, yo cumplí doce años. Eso no importó a nadie. Mamá nos llevó al italiano de siempre, y el camarero le regaló una caja de pañuelos porque no dejaba de llorar. Nadie tocó la comida de la mesa. Echamos de menos no echarte de menos."

"Cuando me deshaga de tí, ¿que haré con todo lo que te he escrito? Un vestido de verano, o mejor una casita."

"Te dije que nunca volverías a mirar sus labios igual."

"Recuerda toda las grandes canciones que aún no has escuchado. Recuerda Central Park. Recuerda que existen muchos James Dean que no conoces. Recuerda que si te haces daño, me haces daño."

"Solía preguntarme que clase de persona finje amar. Ahora entiendo que es quien sabe que nunca podrá hacerlo sinceramente."


Ride.

Tú, desordenada voz suave.
Róbame el tiempo que tengo para pensar antes de dormirme.
Pon la voz cuando silbo canciones antiguas.
Recuérdame cosas que te dije hace mucho tiempo.
Despiértame cada mañana como lo hiciste aquella.

Woody the Fox.

Todo está lleno de romero cuando yo me levanto. Abro las ventanas de mi buhardilla y me asomo al balcón azul.
Desayuno un puñado de almendras y me quito la ropa por el camino. Recibo el agua de la manguera con una sonrisa y me envuelvo en una de las toallas que cuelgan del árbol.
Minutos más tarde ya llevo mi mono y una libreta. Voy campo a través con mi libro sobre plantas.
Llamas a lo lejos y subimos a la rama más alta del árbol más grande. Con gestos y teatro, me lees en cuento de siempre. Nos columpiamos en nuestro neumático, comemos pan con chocolate y vamos a dormir al maletero, lleno de cojines polvorientos.




Wax Scratch.

Caminas con las puntas de los pies para cruzar el tejado. El cielo azul oscuro con los árboles pintados de negro. Cierras los ojos y el contorno sigue ahí, dibujado. El humo entra, sale, y se lo lleva todo.
Asciende para encontarse con una nube e ir a otro lugar. Recojes la ceniza con un dedo y pintas tus hombros de gris.
Nunca compartiste este rincón, pero es la primera vez que vienes sola. No para olvidar, recordar, luchar o huir. Sólo sentarte, apagar la vela del mundo diez minutos y jugar con la cera caliente.
Algo está cambiando. Cada uno se hace fuerte a su manera.


miércoles, 15 de mayo de 2013

Goose bumps.

Yo no quiero formar parte de todos esos que te escriben usando el vaho de la lluvia que queda pegado en tus ventas. Quiero, que nuestra respiración empañe los cristales y  que nadie pueda vernos. Cerrar los ojos, y ver el cielo.
Quiero escribirte en papel mojado y esperar a que la tinta se corra, hasta que todo sea del mismo color. Nada será ya blanco o negro. Y los días oscuros, de alguna manera se volverán iluminados.
Porque de alguna manera, me estoy dejando guiar por las constelaciones que se crean con tus pecas y dejándome llevar, volar. Y he de decir desde los acantilados, que esta sensación de respirar aire no está mal del todo.

miércoles, 8 de mayo de 2013

"Alice, why did you leave wonderland?"


Te juro que no se ni como, ni cuando, ni donde. Ni siquiera el porqué estoy aquí.
Yo solo perseguía un conejo con sombrero, perdí la noción del tiempo. Y de repente todo se volvió negro, oscuro, y sentía tus manos taparme los ojos. Ahora entiendo porqué lo llaman País de las Maravillas.
Embriagada por aquel té que alguien me sirvió acabé apostando porque todo me parecía seguro. Una pena, nunca se me dio bien jugar mis cartas.
Entiéndeme y acepta que no quiero volver a verme las caras con la Reina de corazones, que he perdido la partida por aceptar un simple cinco de copas.
Esta será la ultima vez que bebo porque la botella me lo diga. Ahora todo esto me queda grande, y yo me siento tan pequeña.

Alicia no estaría orgullosa de mi. 


Honey-pie.

Tuve que girarme inevitablemente cuando oí la suela de tus zapatos rechistar.
No esperaba que llegaras tan pronto por la puerta de atrás. Ni tampoco sé como conseguiste las llaves para abrirla.
Lo único de lo que soy capaz de ser consciente es de que estás aquí, ahora.
Abriendo las ventanas, apartando las cortinas, subiendo las persianas. Invitando al sol a tomarse un café contigo. Dejando la luz entrar, quizá demasiado.
Has dejado que las mañanas se adueñen de todas mis cosas.

domingo, 5 de mayo de 2013

Tire Swing.

Cojí la Polaroid de mi habitación.
Estoy bastante segura de que tienes una nueva novia, y no es que no me gustes, es sólo que me hace sentir triste cuando lo veo. 
Porque a mí me gusta estar fuera la mayor parte del tiempo, y a tí te gusta estar en casa.
Si me quedo en un mismo lugar pierdo la cabeza. Soy una chica con la que es bastante difícil estar.
Tuve un sueño en el que debía conducir hasta Madison, para entregar un cuadro por alguna razón tonta. Me equivoqué de camino y acabé en Michigan.
Allí me encontré con aquel viejo cantante country, me llevó a un columpio gigante, me dió un empujón y se puso a cantar. Yo también cantaba mientras me balanceaba, y miraba en mundo borroso. El sonido de nuestras voces nos hacia olvidar todo lo que había herido alguna vez nuestros sentimientos.

Ahora estoy en casa menos de veinticuatro horas. Es el tiempo necesario para darme una ducha, abrazar a mi familia, escribir lo que he aprendido y quitar tu foto de la pared.
He de irme de nuevo. Tengo una mano en el volante, la otra va saludando por la ventanilla.

Si me quedo sola el resto de mi vida, mis brazos me mantendrán caliente en las noches frías y solitarias.