miércoles, 8 de mayo de 2013

Honey-pie.

Tuve que girarme inevitablemente cuando oí la suela de tus zapatos rechistar.
No esperaba que llegaras tan pronto por la puerta de atrás. Ni tampoco sé como conseguiste las llaves para abrirla.
Lo único de lo que soy capaz de ser consciente es de que estás aquí, ahora.
Abriendo las ventanas, apartando las cortinas, subiendo las persianas. Invitando al sol a tomarse un café contigo. Dejando la luz entrar, quizá demasiado.
Has dejado que las mañanas se adueñen de todas mis cosas.

1 comentario:

  1. Ahora ya no importa si pierdo el Norte, ni si las luces que me mantienen despierto por las noches se apagan.
    Me has sacado lo peor de dentro para llenarme de algo que sólo tú podrías darme. Invencible.
    Me has convencido de que todo esto puede volver a ser mío, y ser tan bueno como tú, y todas las cosas que haces.
    No sé que sería de mí si no hubieses llegado.
    Tú ves el mundo desde esa parte de ti de la que nunca cambiaría nada y haces que sea maravilloso, indescriptible.
    Y ahora, mientras escribes algunas palabras mirando al horizonte, dejando que capture para siempre tu mirada, veo como se pone el sol y puedo entenderlo todo.
    Ya no importa el paso de tiempo si te estoy contigo, ya no importa nada.
    Sólo tú podrías hacerme sentir que tengo el mundo entre mis manos.



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