sábado, 29 de diciembre de 2012

Hey, Shrubman.

Cuantas veces has sido lo único que quedaba. Todo se derrumba, y tú sigues de pie, mirándome claro.
Noto que me cojes de la mano por encima de mis propios escombros, dándome la salida.
Vives escondido en tu matorral, pero sales a mostrarme lo que no sabes mostrar a los demás. Constante, estable.
Cuando estaba inconsciente, me dabas el aire que necesitaba para respirar.
Me tranquilizabas hasta que me dormía, y luego te ibas sigilosamente para que no tuviera que despertarme. Al día siguente no recordaba cúanto de mí te había enseñado.
Creo que ni siquiera tú sabes lo importante que eres, tienes partes mías que nadie más conoce.
Y nunca hiciste una pregunta, nunca pediste explicaciones sobre lo que estabas reparando. Sólo tenías la certeza de que no te rendirías hasta que sonríera. Te has quedado a conocer toda mi metereología.

Eres lo único que me hace sentir necesaria. Útil. No un problema, sino una solución. Y es lo que más necesito.
No entiendo que hice para ganarte, ni porque crees que merezco lo que me dices.
Eres la pieza encargada de repartir lágrimas de felicidad. De aliviarme. De dejarme sin palabras de agradecimiento.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Crystal Tethers.

Las cosas que me mantenían ligada al mundo real se han roto, y me dejan suelta.
Tal vez si estoy mejor en mi mundo es porqué es allí dónde me debo quedar. No me siento perteneciente a la realidad.
Nadie va a venir a por mí. Tampoco podrían hacerlo.
Si me siento vacía es porque doy sin recibir nunca. Estoy llena porque aún me queda mucho que dar.
Ni triste ni enfadada. Ausente. En el único sitio dónde nada puede tocarme. Donde los sentimientos no me alcanzan, y me superan.
Soy recuerdos y emociones. No soy nada, ni nadie. No merezco lo que tengo, ni lo que no tengo. Hace mucho que nada bueno se queda a mi lado. Y hace demasiado que no entiendo.

Ouzel.

"Tus ojos. Los rizos negros. Esa mirada cuando no puedes aguantarlo. Esas pecas tan curiosas salpicadas por todo el cuerpo.
Odias los zapatos y la comida caliente. Prefieres los animales a las personas. Eres un pájaro pequeño.
Cada madrugada arrastras los pies por el pasillo bañado de luz naranja y te metes silenciosamente en mi cama. Dejas que te abrace y acompasas tu respiración y tus latidos a los míos. Como una máquina perfecta.
Desde que llegaste supe porqué estaba yo aquí. Supe porqué la vida nos quita lo que más amamos. Porqué las flores se mustian para volver a crecer. Porqué me levanto cada mañana. Porqué la gente se mueve, sigue. Comprendí porqué las hojas caen cada Octubre. Entendí el porqué de todo."




jueves, 13 de diciembre de 2012

Dark Cocolate.

Me da igual marearme si la música está sonando.
La almohada está negra, y todas las plumas por el suelo, pero ya no importa.
Ah, me sobra todo.
Había olvidado que podía sentirme así. No recordaba que esta era la auténtica yo, que podía conseguirlo todo.
Huelo a chocolate negro, todo mi cuerpo. Saco la media sonrisa a pasear después de tanto tiempo. Un saco de moratones felices. Siete costillas.
Si el mundo está parado es porque me están esperando. A mí, no a la otra.
El vinilo reproduce las canciones que necesito para mi cabeza.
Mi pelo me hace cosquillas en la espalda desnuda cuando lo agito sin parar.
 Se me han ido los números, las personas y las palabras. Salto, subo, caigo poseída. Me canso a medio viaje entre el sofá y la alfombra, y me quedo ahí. Granate.

El baño lleno de vaho por una ducha que no va a llegar. Basta de duchas. Me siento en el mármol y vigilo como sale el vaho y se mezcla con el aire. Se va todo y me deja fría. Camisa vieja de cuadros.
Increíble capacidad de regeneración. Cuánto me he echado de menos.



"Listen to the pretty sound of music as she flies."


viernes, 7 de diciembre de 2012

Lungless Sea Creature.

Tengo tanto miedo. Tiemblo. Pánico a las palabras, al silencio. A que no haya nada ya.
Me gusta dar vueltas sobre mí misma, sentarme y ver como el mundo gira. Cómo por una vez, la que  gira no soy yo.
Miro mis dedos y parecen tristes. Desanimados.
He encogido. Mi burbuja se ha echo de metal.
Es como un pequeño recipiente blanco con demasiado contenido. Lo mantengo cerrado y el cristal se rompe, explota continuamente.
Cúantas veces he visto la avalancha y me he quedado quieta. Algo aquí que me controla. Me transforma en una criatura marina de ojos verdes y brillantes. No quiero.
Ojalá mi felicidad fuera mía.
Mis sueños son reflejos de lo que me callo durante el día. Pesadillas imposibles.
Busco a oscuras las partes de mí que deje atrás. Ya no sé dónde ni cuando las perdí. Y sigo el camino así, incompleta. Necesito una calada de aire vivo. No entiendo porqué estoy aquí ahora. Distinta.
 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Over again.

Camino despacio, pensando en desaparecer. Si me marcho no quiero que vengas, ni que me eches de menos. Aunque me duela. Si me voy, no quiero que recuerdes mis pasos, ni las manchas de mis zapatos. Ni si estuve o dejé de estar en algún momento. Aunque me duela, lo entenderé.
No puedo seguir más con esto. Quiero que baje el nivel del mar de una vez o acabaré ahogándome. Y aunque te guste hacerme creer que sé nadar, que todo el mundo flota, yo no puedo dejar de ir a contracorriente. Sé que no me harás caso, no tienes ningún motivo para hacerlo, pero en un tiempo te lo agradeceré por los dos. Porque estamos envueltos en palabras, queriéndolas hacer nuestras. Pero no sé cual de los dos está mintiendo más. No me digas las cosas que quiero oír si no van  a ser verdad.  Y aunque no lo quiera admitir, nunca vamos a poder ser infinitos.