miércoles, 6 de mayo de 2015

婦女

me enseñaron a no desear nada, a tragarme la desgracia de otros, a comerme mi propia amargura.

¡Y aunque enseñé a mi hija lo contrario, ella ha seguido el mismo camino! 
Tal vez se deba a que soy su madre y es mujer, y yo soy hija de mi madre y mujer también. 
Todas somos como unas escaleras, un escalón tras otro, que llevan arriba y abajo pero en la misma dirección.

Sé lo que es permanecer en silencio, escuchar y observar, como si la vida fuese un sueño. Puedes cerrar los ojos cuando ya no quieres mirar, pero cuando ya no deseas escuchar, ¿Qué puedes hacer?





                                                                                   El Club de La Buena Estrella, Amy Tan.



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