miércoles, 1 de enero de 2014

Poem.

Una vez vi en el autobús un chico, con el pelo revuelto y los ojos rotos.
Lo sé porque de una forma silenciosa, pedía ayuda.
Quise abrazarle, protegerle del mundo y decirle que todo iría bien.
Aunque no sea así.
Cada átomo de mi ser deseaba acercarse y preguntarle que iba mal.
¿Escucharía a The Smiths?
¿Tocaría el piano?
¿Reiría por cosas sin sentido?
¿Se le daría bien dibujar?
¿Habría conocido a sus abuelos?
¿Como sería la chica por la que estaba susurrando una canción muerta?

Nada de esto tiene sentido, porque nunca lo voy a saber.
Yo no tuve valor.
Él bajó en su parada.
Y ya nunca lo volveré a ver.
Él, con el alma recogida entre las manos, era un momento irrepetible.
Él, me explico sin palabras cual era la mecánica de la vida.

Tal vez fuera él.
Jamás lo sabremos.



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