viernes, 3 de enero de 2014

No todos los miedos están escondidos.




Que alguien me explique por qué has dejado que vuelvan todos estos demonios. Que se esconden por mi piel haciendo que se erice constantemente y que de vez en cuando me ahogan con sus palabras. Que hacen que los cielos se pinten  de blanco, cuando nuestros corazones laten demasiado fuerte y son ese temblor que corre por nuestras manos cuando nuestros pensamientos gritan que se quieren escapar. Y yo quiero escaparme con ellos. 
Dejaré las ventanas medio abiertas para que se vayan, y cuando lo hagan cerraré tan fuerte que me romperé las muñecas. Son el hielo, el frío que quema, una llama entre la nieve que no se quiere apagar.
Para qué existen las preguntas si ya nada tiene respuesta. Soy el monstruo que un día temía, que odiaba, que me dolía. Y ahora, yo misma me duelo. 


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