miércoles, 24 de abril de 2013

Mahogany.

Voy caminando y el aire me da un puñetazo. Cómo aquel que me diste tú.
De repente no quiero ver a nadie, porque todos son cómo tú, pero nadie lo es realmente. Se me empaña la cabeza y tomas mi cuerpo una vez más. Caoba.
Tatuaste un "demasiado" dentro de mi tripa, dónde vivías, y hiciste la tinta inborrable, imposible de cambiar por un "suficiente". Lo escribiste con ese verde oscuro tuyo.
¿Porque me quitaste hasta lo único bueno?
Nunca podría dejar de quererte, pero entiendo el daño que has echo aquí, tu culpa. Las noches en la hamaca eran ciertas.

Es injusto que sigan existiendo tus abrazos, y aquella chaqueta. Es injusto que otros puedan comprar tu desodorante.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado la última frase! Bueno, en realidad la entrada entera pero en concreto esa. El olor de esa persona se te queda grabado y por ello serías capaz de identificarlo hasta con los ojos cerrados (habla la experiencia :P)
    Y gracias por pasarte por mi blog! Jaja Floricienta también formó parte de mi preadolescencia y la veo siempre que puedo ahora que la vuelven a hacer en Disney Channel :)) Y, por supuesto, sigo escuchando su música!
    Un abrazo :3

    ResponderEliminar
  2. Esos momentos en que nos damos cuenta de que todo lo que admirabamos y anhelabamos era un cuento, uno en persona..

    ResponderEliminar