'Y no te quise hasta que te oí hablar.
Decidí que toda mi imperfección había de ser tuya.
Que era en esas mejillas donde quería descansar.
Al llegar a casa pinté la nuez de tu cuello con lágrimas en los labios,
y por primera vez,
sentí bien dentro que tú también pensabas en mí.
En ese momento nos amé a los dos.
Tus brazos me hacen sentir como en casa
por muy lejos que esté.
Y por muy cerca que estés tú
siempre te echo de menos.'
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