jueves, 17 de mayo de 2012

Morning disorder.

Abrir los ojos, con miedo de no verme reflejados en los tuyos, con miedo de que no estés acostado a mi lado. Aún duermes, como las flores escondidas en otoño. Respiras tranquilo, tu pelo continua igual de desordenado. El silencio, está presente y me deja escuchar a los pájaros que cantan siguiendo el ritmo de tu corazón. Repaso con mi mano tu piel, que aún guarda un dulce sabor a sal del agua del mar, a noche de verano. Puedo notar el aire que envuelve mis manos ,  haciendo así que te quiera un poco más. Despiertas, poco a poco, bajo esa tenue luz de sol que entra por una de las ventanas y yo solo sé que tienes los ojos más bonitos para mi. Me coges de espaldas, susurras mi nombre, tus manos enredadas en mi pelo. Todo hace que no pueda dejar de quererte cada minuto un poco más. Dame el reloj, quiero parar el tiempo. Quedarme escondida contigo. Donde nadie nos encuentre, donde solo estemos nosotros dos. Cierro los ojos, veo que haces ademán de irte, y no quiero verte levantar aunque sé que pronto volverás a tumbarte otra vez. Tú también sientes esto, pero yo lo siento por los dos. Puedo notar el vacío en la cama, y escuchar tus dedos colocar un vinilo que sabes que me encanta. Acaricio la almohada que aún guarda un ligero olor a ti. Y es un olor que quiero que se quede, que permanezca siempre en mi. Vuelves, examinas mi espalda bajo la ropa con la que me dormí anoche. Te miro, pidiéndote que te vuelvas a tumbar a mi lado, pidiéndote que te quedes. No necesito palabras. La música suena, mi mundo se para. Empieza aquel estribillo tantas veces cantado.
Labios que se rozan diciéndose que se quieren. Música y dos corazones solitarios acompasados, diciéndose que se necesitan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario